El bullying es un enemigo al que se enfrentan todos los niños y adolescentes, al menos una vez en sus vidas. Es cualquier forma de maltrato, psicológico y verbal, que puede afectar directamente el autoestima. Los casos más comunes se originan en las instituciones escolares, sin embargo, también nacen desde el hogar e Internet (cyberbullying).
Actualmente existen campañas para la prevención del bullying, pero ha sido un “monstruo” difícil de erradicar. Las discapacidades físicas o mentales, las personalidades introvertidas, las condiciones económicas y un visible consentimiento de los padres son los motivos por los que un acosador aborda a su víctima.
Tanto los maestros de escuela como los representantes de los niños deben tomar medidas para prevenir el bullying. Si no es tratado a tiempo, puede crear trastornos agresivos o depresiones que llevan al intento de suicidio.
7 estrategias para acabar con el bullying
Padres
1. Prestar atención a su hijo es el primer paso (y deber) de los representantes. Cada niño o adolescente es un mar de emociones, por lo que no resulta complicado detectar señales de bullying. Una conducta decaída, ansiedad, falta de apetito y sueño, un moretón y temor por volver al colegio son signos contundentes de un acoso. De acuerdo al portal APA, frases como “no hagas caso” y “no te quejes, aguanta” pueden perjudicar el estatus anímico de los hijos. Lo más importante es comunicarle que hay un compromiso para ayudar y luchar contra el problema.
2. Tomando en cuenta que se ha fortalecido el ‘cyberbullying’, los padres deben tomar medidas en el hogar sobre los teléfonos y computadoras. La idea no es negar el acceso a la tecnología, pero sí comunicar que los dispositivos van a ser verificados. No utilices la palabra “vigilar” porque se creará una distancia a la que los niños llaman “privacidad”. Tampoco estés detrás de ellos porque se sentirán incómodos. La estrategia consiste en establecer normas y una confianza amena, de modo que él mismo se anime a informar sobre cualquier acoso a través de un mensaje.
3. La forma más efectiva de vencer el bullying es enfrentarlo, sobre todo cuando no se ha podido lograr una medida administrativa en la escuela. Al niño o adolescente se le deben enseñar un par de tácticas: la primera es aprender a ignorar (sin provocamientos) al acosador, de modo que los insultos o burlas no tengan efecto. Sin embargo, si estas se vuelven constantes es momento de insistir nuevamente a los directores o realizar un reclamo formal al representante del acosador. La segunda táctica es que tu hijo pueda identificar y crear una amistad con maestros o compañeros de clase que puedan ayudarle en un escenario de bullying.
Maestros
4. La principal estrategia que debe manejar un docente es permanecer informado. Un aula de clase puede agrupar entre 20 y 50 niños, por lo que la tarea es mantenerlos en observación: lenguajes utilizados, juegos que se planifican y temas de conversación. Otra técnica es que el profesor logre identificar cuáles son sus alumnos propensos al bullying: aquel estudiante que es callado, tímido o discapacitado.
5. Con la ayuda de los padres y niños, un maestro puede crear una campaña contra el acoso escolar. Clases especiales donde participen los representantes, exposiciones de #NoAlBullying y fomentar un ambiente de compañerismo son tácticas de sensibilización. Mientras más temprano se trabaje en los estudiantes, mejor será el desarrollo psicológico para cuando tengas edades donde entienden con mayor madurez.
Padres de los acosadores
6. Como se mencionó al principio: el problema nace en el hogar. Un ambiente familiar donde se practica el bullying es alimentar al “monstruo” que, dentro del niño, se muda a la escuela. Lo principal es erradicarlo y transmitir ejemplos de relación afectiva, consideración, apoyo moral e incluso defensa contra el acoso.
7. Los niños también suelen imitar comportamientos. Si tu hijo nunca ha hecho bullying, otros estudiantes pueden animarlo a atacar. Así que toma medidas inmediatas en cuanto le observes molestando a otro compañero. Enséñale a diferenciar las actitudes buenas de las malas y aplícale una frase que no falla: “lo que estás haciendo te puede pasar a ti”.
Foto: Pixabay
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