La decisión de practicarse un tatuaje no solo significa plasmar un diseño llamativo. Cuando está recién hecho representa una responsabilidad, en primer lugar se trata de tu piel y, seguidamente, un buen cuidado te evita contraer infecciones.
Curar un tatuaje es un proceso que comienza unas horas después de haber finalizado la perforación y marcaje de la zona. Algunos lo hacen por 'hobbie', otros para identificar un pensamiento personal de vida y también para destacar el nombre de alguien especial.
El tatuaje requiere una curación y cicatrización perfecta para que luzca bonito y atractivo, sobre todo si se encuentra en una zona visible.
Así debes curar tu tatuaje
- Toma en cuenta que la cicatrización dependerá inicialmente del tamaño y tipo de diseño. Mientras más grande, más tiempo puede demorar. Y muy importante: las curas deben realizarse unas 2 ó 3 veces al día, al menos cada 8 horas.
- Para realizar la primera cura, aguarda entre 2 y 5 horas tras haberse finalizado el proceso. Lava tus manos perfectamente y luego haz lo mismo con el tatuaje aplicando agua fría y un jabón neutro (sin aromas). Frota suavemente con tus propias manos, no utilices esponjas, toallas húmedas ni trapos.
- Secar el tatuaje también es un proceso delicado. Recuerda que la piel estará llena de múltiples costras. Usa una toalla de algodón y no frotes para quitar el agua, simplemente pisa las gotas para absorberlas.
- Finalmente aplica algún cicatrizante. Preferiblemente uno que el tatuador te haya recomendado. Si no sientes la confianza de usar el producto, puedes solicitar una segunda opinión. Las presentaciones en crema son las más efectivas: coloca una gota den tus dos dedos iniciales y desliza en movimientos horizontales. No hagas círculos ni frotes bruscos, imagina que estás sobando el tatuaje.
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