Las luces de tu vehículo son imprescindibles para conducir bajo una notable seguridad, ya que representan la iluminación del camino por las noches. Y para mantenerlas a tope, te enseñaremos cómo pulir los faros con un trabajo sencillo, pero profesional.
Este material puede deteriorarse con el tiempo si no reciben el mantenimiento adecuado. Pueden perder la transparencia, lo que reduce la eficacia. De acuerdo al portal Actualidad Motor, los llamados cristales ahora son fabricados en policarbonato, gracias a su ligereza y resistencia, pero la exposición al sol va dañando la superficie exterior. Incluso las bombillas muy potentes acaban dañándolos.
No olvides también que una iluminación defectuosa en las carreteras puede convertirse en una multa, algo más costoso que el propio trabajo de pulir los faros. Si notas una capa blanquecina o amarillenta, es que ha llegado el momento de practicar la limpieza correspondiente.
5 pasos para pulir los faros
Antes de iniciar el mantenimiento, busca los siguientes materiales:
- Cinta de carrocería
- Taladro de varias velocidades
- Discos de lana
- Trapo o toalla
- Lijas de grano
- Pulimento líquido
- Agua
Limpia con agua y jabón
Busca un balde con agua y jabón, sumerge el trapo y comienza a limpiar cada faro para eliminar cualquier suciedad. Haz movimientos en un solo sentido y preferiblemente horizontales.
Enmascara los bordes
Una vez cumplido el paso anterior, procede a enmascarar todos los bordes del faro con la cinta para proteger la carrocería y parachoques del proceso de lijado.
Lijado del faro
La idea de este procedimiento es eliminar toda el área del faro que esté deteriorada. Sí, aunque no lo creas, se trata de desgastar el material con un lijado uniforme y de diversas intensidades: 400, 1000 y 2000. Solo evalúa cuál es la necesaria y aplícala con el taladro. Trata de ser lo más preciso posible y con movimientos suaves porque corres el riesgo de arruinar todo el faro.
Es momento de pulir el faro
Tras el lijado, cuidado de que todo esté parejo, haz un segundo lavado con agua y jabón, tal como lo hiciste en el primer paso. Ya seco y con la máscara bien estampada, coloca el disco de lana en el taladro y unta el pulimento para comenzar a aplicarlo. También puedes agregar el líquido directamente sobre el faro.
Chequea que todo esté bien
Evalúa la transparencia de tus faros ya lavados, lijados y pulidos. Si notas que aún hay desperfectos puedes repetir el proceso. No necesariamente desde el principio, pero lo más recomendable es iniciar el chequeo desde la uniformidad del lijado.
Como te darás cuenta, pulir faros es un trabajo que requiere tiempo y dedicación. Ojo, porque la limpieza es limitada y en unos días, dependiendo de la exposición que tenga tu vehículo, los faros volverán a deteriorarse. Pulirlos siempre será la alternativa más económica, pero la opción de cambiarlos será inevitable en algún momento.
Lee también: Cómo vender un coche
Comentarios
RespuestasComentarios