Las muletas son un recurso ortopédico que utilizan aquellos pacientes que sencillamente no pueden caminar o apoyar alguno de sus pies. Por lo general se usan dos, una para cada brazo, y son indispensables en casos de fractura, esguince, tendinitis o cualquier otra lesión similar que afecte los tendones, huesos o ligamentos.

También es un instrumento para personas con discapacidad motora o quienes lamentablemente fueron sometidos a una amputación. El andar en muletas no es un proceso complicado, pero requiere de estricta precaución, dependiendo del cuadro clínico del paciente. Este puede sentir dolor, incomodidad o simple inseguridad por nunca haberlas utilizado.
Las muletas se posicionan debajo de cada brazo, exactamente en las axilas, y traen un pequeño tubo del cual se sostienen con las manos. Hay otro modelo más novedoso, logrando que el apoyo sea desde los antebrazos.
Estas se afincan en el suelo mediante una goma resistente, la cual evita que se resbalen. El material debe contar con un tamaño acorde a la altura del paciente y ofrece algunas opciones para ajustarla.

Cómo emplear las muletas
La marcha inicial
Supongamos que el paciente sufrió un esguince en el pie izquierdo, por lo que tiene prohibido afincar la extremidad lesionada. La manera correcta de andar con muletas es posicionando ambas un paso al frente, aproximadamente medio metro, y seguidamente efectuar un ligero salto apoyando la pierna sana, en este caso la derecha. A su vez tiene imprimir fuerza desde sus axilas y manos para resistir el peso.
Tras dar este brinco debe quedar nuevamente alineado a las muletas para así repetir el procedimiento. Si el paciente siente dolor, esto puede afectar su comodidad y efectividad en el salto. En este escenario es conveniente que otra persona le sostenga de algún desequilibrio y supervise la marcha.

Subiendo escaleras
Aunque nunca se recomienda que un paciente en esa condición se acerque a las escaleras, en algunos casos es inevitable. Si necesita subirlas, el método correcto es colocar el pie sano en el escalón mientras el resto del cuerpo se apoya en las muletas. Luego debe impulsarse hacia arriba con la pierna afincada al escalón y regresar a la posición natural, que es alineado con las muletas.
A menos que el paciente tenga amplia experiencia en el manejo del material ortopédico, siempre es indispensable que esté acompañado cuando se trata de escaleras.
Bajando escaleras
Acá el proceso se invierte. El paciente primero debe colocar las muletas en el escalón inferior y luego sostenerse de su pierna sana para cumplir el descenso. Debe hacerlo con mucho cuidado y sin prisa, sobre todo si son escaleras cortas.
Girando con las muletas
Nunca se camina hacia atrás, porque es propenso a una caída. Si el paciente necesita voltearse debe girar poco a poco y dando saltos sobre su propio eje. Después de subir o bajar escaleras, este método es más que sencillo.

Al momento de sentarse, levantarse o irse a la cama, el paciente debe dejar las muletas en un sitio donde pueda alcanzarlas. Para bañarse no requiere meterlas a la ducha, estas se quedan afuera y preferiblemente contar con una silla para estar más cómodo.
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